El fósil, que fue encontrado en la Formación Jiufotang, de la provincia de Liaoning y ha sido bautizado como 'Liaoconodon hui', tiene un estado de conservación tan excepcional que aún muestra en su posición original los huesos asociados con la audición en los mamíferos: el martillo, el estribo y el yunque.
Los tres están desprendidos de la mandíbula inferior a la que habrían estado unidos en el pasado, pero se sostienen por un cartílago osificado que se inclina sobre ella. "La transición de la mandíbula a los huesecillos de nuestro oído medio se hizo a través de la evolución de un elemento de la mandíbula, el cartílago de Meckel que es, simplificando, el que sirve de 'patrón' a esa mandíbula ósea durante el desarrollo embrionario", explica la experta española Gloria Cuenca, paleontóloga de la Universidad de Zaragoza.
El equipo que descubrió el ejemplar, tres científicos de la Academia China de Ciencias y el Museo Americano de Historia Natural, sugiere en la revista 'Nature' que esta disposición significa que el oído medio de los mamíferos evolucionó al menos dos veces de forma independiente: una en los monotremas (los mamíferos que ponen huevos, como los ornitorrincos) y otra en los marsupiales y placentarios (todos los demás, incluido el ser humano).
150 años de búsqueda
"Durante siglo y medio se ha estado buscando este espécimen. Ahora tenemos la primera evidencia paleontológica clara que muestra la relación entre la quijada inferior y el oído", afirma el primer firmante del hallazgo, Ji Meng.El 'Liaoconodon hui', que debe su nombre al rico yacimiento en el que fue encontrado, vivió hace entre 125 y 122 millones de años, en el Mesozoico, un momento en el que los dinosaurios reinaban en la Tierra y los mamíferos vivían en pequeños nichos ecológicos. Para aquel momento, sus 36 centímetros de largo lo convertían en un mamífero mediano, que caminaba sobre cuatro patas y se parecía bastante a los reptiles de los que procedía.
Un fósil muy valioso
La sorpresa de los científicos llegó cuando, al preparar su cráneo, encontraron que un cartílago osificado permitió al animal tener estable el tímpano (la membrana), que se mueve con las vibraciones del aire, transmitiéndolas a los tres huesecillos del oído medio. "Ahora podemos saber cómo fue la morfología de un mamífero transitorio y, por sus características, señalar que pudo desarrollarse dos veces. Siempre soñé con un fósil que tuviera los huesecillos del oído perfectos y ahora lo tenemos, un descubrimiento único para toda una vida", asegura un eufórico Meng.Cuenca, que investiga en la fauna ibérica de este mismo periodo, destaca que "es un 'eslabón perdido', un tipo de fósil valiosísimo en la demostración de la evolución de las especies puesto que demuestra que hay cambios entre las especies ancestrales y las derivadas, y que estos cambios están documentados en el registro fósil mediante estos eslabones".
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