Se trata, posiblemente, de la mayor explosión jamás vista en todo el Universo. Hace ya diez días que fue detectada por el observatorio espacial Swift, de la NASA, pero entonces los astrónomos pensaron que se trataba de una supernova (una más para la colección) y que su brillo decaería en cuestión de apenas unas horas. Lejos de eso, la radiación altamente energética que emana del objeto no da muestra alguna de estarse debilitando. Desconcertados por su intensidad y duración, los expertos creen que se trata de una estrella que está siendo, literalmente, destrozada por un agujero negro.
Actualmente la explosión está pasando por una fase de estallidos sucesivos, como si se tratara de una traca en la que los petardos van explotando uno detrás del otro. Desde el pasado 3 de abril, por ejemplo, se han producido cinco de estas enormes llamaradas. «Conocemos objetos en nuestra propia galaxia que pueden producir llamaradas sucesivas -afirma Andrew Fruchter, del Instituto de Ciencias de Telescopios Espaciales de Baltimore -pero son miles de millones de veces menos potentes que los fogonazos que estamos viendo. Es realmente extraordinario».
Los mejores telescopios de la NASA
Es tal la expectación que ha despertado el fenómeno (bautizado como GRB 110328A) que la NASA ha decidido enfocar hacia él sus mejores telescopios. Así, al Swift, que fue el primero en detectar las llamaradas el pasado 28 de marzo, se han unido ahora también el Hubble y el Chandra. Entre los tres, será posible estudiar la explosión en los rangos del ultravioleta, la luz visible y los rayos X.
El Hubble obtuvo la primera imagen óptica de GRB 110328A el pasado 4 de abril, y la localizó en el centro mismo de una lejanísima galaxia en la constelación de Draco, a 3.800 millones de años luz de la Tierra. Ese mismo día, también el observatorio de rayos X Chandra apuntó hacia el mismo lugar durante cuatro horas seguidas y confirmó los datos del Hubble: la fuente de las llamaradas está, efectivamente, en el centro de aquella galaxia remota.
Lo cual da una pista a los astrónomos sobre el posible origen de este fenómeno de inusitada violencia. Las llamaradas, en efecto, podrían estar asociadas al agujero negro central de la galaxia. «Pensamos que hay un agujero negro durmiente allí - asegura el astrofísico Neil Gehrels, investigador principal del telescopio Swift en el Centro espacial Goddard- y que ese agujero negro está absorbiendo materia, probablemente la de una estrella que está cayendo en su interior».
Aún es pronto para asegurarlo
Aunque es pronto para asegurarlo, ya que la investigación está en curso, la historia podría haber sucedido de la siguiente manera: Una estrella se acerca demasiado a un agujero negro que, igual que en la mayor parte de las galaxias, existe también en el centro de esa galaxia concreta, y es atrapada por su irresistible fuerza gravitatoria. El gas del que se compone la estrella empieza a ser absorbido por el agujero negro en un proceso que libera enormes cantidades de energía en forma de partículas de alta energía que salen disparadas en «chorros».
No es la primera vez que los astrónomos se enfrentan a algo parecido. Otras estrellas, en efecto, han sido observadas mientras son absorbidas y destrozadas, literalmente, por agujeros negros. Pero nunca se habían visto llamaradas de esta magnitud, ni emisiones energéticas tan potentes. Otra razón para el extraordinario brillo detectado podría deberse, según los investigadores, al hecho de que los chorros de partículas energéticas expulsadas por el agujero negro están orientados hacia nosotros.
En estos momentos, expertos de todo el mundo trabajan contra reloj para recopilar más datos sobre este extraordinario evento, y el Hubble sigue tomando fotos de la potentísima fuente de energía. En palabras de Gehrels «queda un montón de trabajo por hacer. Si realmente se trata de una estrella que está siendo destrozada, entonces se irá apagando en el transcurso de los próximos días. Pero si sigue brillando igual durante varias semanas, o durante un mes, entonces estaremos ante algo diferente. Algo que no estoy seguro de lo que podría ser».
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